Hornea los boniatos (o batatas/patatas dulces) a 180ºC con calor arriba y abajo hasta que estén bien tiernos.
Una vez listos, pélalos y aplástalos con un tenedor hasta obtener un puré fino.
En un bol grande, bate los huevos hasta que queden espumosos.
A continuación, añádeles el azúcar y la harina, y mezcla hasta obtener una textura homogénea.
Incorpora el queso cremoso y bate con energía hasta que quede una masa lisa y sin grumos.
Añade la nata y el boniato aplastado, y remueve hasta que todo quede bien integrado.
Arruga dos hojas de papel de horno con las manos para dar un toque rústico y forra un molde desmontable.
Vierte la mezcla y hornea durante 45–50 minutos, hasta que la superficie quede ligeramente dorada (si se oscurece demasiado, cúbrela con papel vegetal o de aluminio).
Deja enfriar sobre una rejilla a temperatura ambiente y, una vez tibia, guárdala en la nevera un mínimo de 3–4 horas - todavía mejor de un día para otro.
Opcional: sírvelo con un poco de canela en polvo o una cucharada de nata montada para potenciar su textura suave y untuosa.
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