Con la llegada del buen tiempo podemos disfrutar de una de las legumbres más tiernas y dulces que existen: los guisantes. Igual que las habas, los guisantes pertenecen a la familia de las leguminosas y, por lo tanto, se clasifican dentro del grupo de las legumbres. A continuación te explicamos cómo las cultivamos y cuál es el secreto para que los guisantes sean tan buenos.
¿Dónde cultivamos los guisantes?
El Maresme es la zona de Cataluña donde, tradicionalmente, se cultivan más guisantes y es justamente en Mataró donde tenemos algunos de nuestros campos de guisantes. Tal como explican nuestros payeses, es en septiembre cuando plantamos los guisantes y cosechamos los frutos a partir de mediados de marzo y hasta finales de mayo. Asimismo, también tenemos campos propios de guisantes en Sant Martí Sarroca, en el Penedès, y en Murcia. En total contamos con 10 hectáreas de campos propios de guisantes.
Cosecha por fases hasta obtener el punto óptimo de la legumbre
Nuestros campesinos plantan los guisantes y, a medida que van creciendo, los van entutorando manualmente para que la planta crezca hacia arriba. De este modo, y con dedicación y delicadeza, conseguimos que las vainas queden colgando y tengan una longitud característica, así como un color verde tan brillante. Además, la mayoría de nuestros cultivos, como en otras frutas y verduras delicadas, los hacemos bajo plásticos protectores, para proteger las matas del sol, la lluvia, el viento o posibles plagas.
A la hora de cosecharlos, los payeses pasan mata por mata y, manualmente, seleccionan aquellas vainas que están llenas. Es en este momento cuando los guisantes son más tiernos y dulces. Al cabo de dos días vuelven a pasar para revisar los cultivos y cosechar aquellas vainas que ya están a punto y evitar así que los guisantes se hagan viejos.