El pescado es un alimento con muchos beneficios para la salud, especialmente por su alto contenido en grasas saludables omega-3. Además, es un alimento muy versátil que puedes cocinar de muchas maneras. Es importante que antes de comprarlo te asegures de que es 100% fresco y que está en buenas condiciones. ¿Cómo lo puedes saber? ¡Toma nota!
¿Cómo saber si el pescado es fresco?
Para asegurarte de que el pescado sea fresco, debes fijarte en:
- La piel: el pescado tiene que estar limpio, reluciente, brillante, con la piel húmeda y de tacto suave
- Los ojos: son una parte importante que nos da mucha información sobre el estado del pescado. Los ojos deben ser brillantes, limpios, salidos y con las pupilas negras. Si presentan mucosidades o los ojos están hundidos o tienen las pupilas rojizas, quiere decir que hace días que el pescado está fuera del agua
- Olor: el pescado tiene que oler a mar y debe ser agradable. Es verdad que puede variar entre las diferentes especies, pero nunca debe presentar un olor desagradable
- Carne: esta debe ser siempre firme y elástica. Para comprobarlo, presiona suavemente con los dedos, estos no deberían quedarse marcados.
- Agallas: deben presentar un color rojo intenso.
En el caso de los crustáceos, el caparazón tiene que ser brillante y con agradable olor de mar.
«Recuerda comer pescado entre 3 y 4 veces a la semana y, como mínimo, una de pescado azul»
Tipos de pescado para comer: blanco, semigraso y azul
¿Cuántas veces has estado en la pescadería y hay pescados que ni siquiera conoces? Esto es habitual y es que acostumbramos a comprar y consumir siempre los mismos: aquellos que tradicionalmente hemos visto en casa o los más conocidos por todo el mundo. De todos modos, hay una gran variedad de pescados riquísimos y saludables.
Como te hemos avanzado, el pescado presenta un elevado contenido de grasa muy saludable, que varía según la especie. Así pues, en función del contenido de grasas podemos clasificar los pescados en:
- Pescado magro o blanco: pertenecen a este grupo la merluza, el bacalao, el lenguado o el rape. Tienen un contenido de compuestos grasos inferior al 2%.
- Pescado semigraso o blanco: como el besugo, la lubina, la dorada, la bacaladilla, la trucha o el emperador. Tienen entre un 2 y un 5% de compuestos grasos.
- Pescado azul o graso: el atún, bonito, sardinas, boquerón, pez espada, muelle, anguila, salmón, caballa o las anchoas. Tienen más del 5% de compuestos grasos.
“¿Sabías que el contenido de grasa es mayor en verano que en invierno?”
Las grasas saludables del pescado son las conocidas como omega-3, que ayudan a regular los niveles correctos de colesterol en la sangre y disminuir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
El pescado es un alimento muy versátil y se puede consumir y cocinar de diversas formas: asado, guisado, a la plancha, a la parrilla, al vapor o a la papillota. Además, lo puedes condimentar con especies o hierbas, como el perejil, la pimienta, el ajo, ajo y perejil o con zumo de limón. Te ayudarán a potenciar el sabor del pescado y no te hará falta añadir sal.
«CONSEJO: Si después de cocinar te sobra un poco de pescado, lo puedes utilizar para hacer croquetas, sopas, cremas o buñuelos y reducir así el desperdicio alimentario»